Le Feu Dans Les Yeux
Cuando me di dijeron que había un incendio en la catedral, tome la bicicleta y me fui rápidamente a ver lo que estaba pasando, nunca imagine que las llamas fueran tan grandes. Parisinos y visitantes por igual paralizados e impotentes viendo como durante algunas horas podían esfumarse 850 años de historia.
Además del macabro espectáculo del fuego, lo que mas me impresiono era el silencio con el que la multitud miraba atónita, hipnotizada por las llamas. Algunos lloraban, otros cantaban espontáneamente, otros tocaban instrumentos en una escena que nunca había imaginé vivir. Todo este silencio se interrumpe por un momento cuando algunas personas cerca a mi empiezan a gritar “insensible”, “ignorante” y a pedirle respeto a un turista que torpemente intentó hacerse un selfie, sonriendo y haciendo los típicos gestos con las manos. Se necesita solo un poco de sensibilidad para entender que esta ardiendo enfrente a ti el corazón de un país y una obra maestra de la humanidad.
Creo que ya todo se ha dicho sobre la importancia de esta catedral para el arte, la arquitectura, la ingeniería , la religión, el ingenio humano. Pero mas allá de todo eso, yo solo pensaba en la fragilidad de todo, en que hasta lo que creemos intocable e indestructible puede no serlo.
También pensé en que en esta isla en medio del rio Sena, hay una energía especial. En el mismo lugar de Notre Dame antes han habido otras catedrales, otras iglesias, un templo romano dedicado a Júpiter y antes un templo Celta y antes de todo eso otros dioses paganos y aun antes de que la historia se escribiera, imaginé a una tribu sin nombre y sin tal vez sin Dios, reunidos frente a una hoguera, hipnotizados por el fuego sagrado y destructor como estamos todos hoy.























